Felipe VI y la reina Letizia han vuelto a pisar Montserrat catorce años después de su primera visita conjunta como Príncipes de Asturias. Esta vez, ya como Reyes, han acudido para presidir el acto central del Milenario de la fundación del Monasterio, un evento solemne que ha reunido a autoridades civiles y religiosas. Sin embargo, el contexto actual es muy diferente al de aquella visita de 2011, pues la situación política catalana ha cambiado y, aunque el independentismo ya no tiene la fuerza de antaño, sigue presente y dispuesto a hacerse notar.
Lo que debía ser una jornada histórica y tranquila, acabó marcada por la tensión. Felipe VI no ha sido recibido por todos con entusiasmo. Cerca de 200 manifestantes independentistas se congregaron a las puertas del monasterio con banderas esteladas y caricaturas del monarca. Para evitar altercados, se modificó la logística del acto y los Reyes accedieron al recinto por un jardín privado, lejos del ojo público. Aun así, la cita no perdió ni solemnidad ni relevancia institucional.
1Felipe VI y el simbolismo de Montserrat en un momento clave

Para Felipe VI, esta visita al Monasterio de Montserrat no ha sido solo una cita en la agenda institucional. Su presencia, precisamente en el Milenario de una de las instituciones religiosas más emblemáticas de Cataluña, ha estado cargada de intencionalidad simbólica. En tiempos de división, la Corona ha querido transmitir un mensaje de unidad y respeto hacia la historia y el patrimonio catalán.
La elección del monasterio, enclavado en un paraje tan imponente como Montserrat, sirve también como recordatorio de los vínculos históricos entre la monarquía y esta comunidad. El propio Rey recordó en su discurso cómo monarcas como Jaime I o los Reyes Católicos también visitaron este lugar sagrado. Felipe VI subrayó, además, el valor del legado espiritual y cultural que representa Montserrat, y lo hizo con palabras escogidas en catalán, una lengua que no suele utilizar en actos oficiales.